No hay cómo ponerse de acuerdo
Cuando termine esta escalada de violencia, los habitantes de la Franja de Gaza volverán a su cruda realidad. Nada cambiará para ellos.
El peor momento del conflicto israelí-palestino se vive en estos momentos sangrientos con un saldo trágico. Más de 500 muertos palestinos, en su mayoría civiles, y una veintena de soldados israelíes que han perdido la vida en combate en dos semanas.
Las imágenes de civiles corriendo sin saber dónde refugiarse, niños muertos o heridos, gente que llora a sus muertos, destrucción por doquier y hasta hospitales bombardeados ha levantado una serie de cuestionamientos y protestas en todo el mundo contra el Gobierno Israelí.
Desde que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ordenó una incursión terrestre en la Franja de Gaza la escalada de violencia se ha incrementado porque se trata de batallas en zonas urbanas densamente pobladas. Además de los constantes bombardeos nocturnos, los tanques israelíes penetran en barrios en los que los islamistas de Hamas se esconden entre la población civil.
Hamas sigue lanzando sus cohetes sobre territorio israelí. Las baterías antiaéreas interceptaron ayer dos qassam que iban dirigidos contra Tel Aviv. El gobierno de Netanyahu ha redoblado su ofensiva contra los palestinos, dado que ahora los islamistas tienen capacidad de lanzar cohetes prácticamente a todo el territorio israelí y, además, desde Gaza han construido decenas de túneles desde los que buscaban ingresar a Israel para cometer atentados.
Como están las cosas, no hay posibilidad de que la escalada de violencia se frene por el momento. Israel constantemente es denunciado por sus represalias que cobran vidas de civiles inocentes, pero su ejército prosigue con su ofensiva hasta supuestamente neutralizar a Hamas.
No obstante, ya en la guerra de Gaza en el 2009 se dio el mismo libreto: Ataques provocativos de Hamas con lanzamiento de qassam sobre poblados israelíes y una feroz respuesta militar de Israel contra posiciones de los islamistas. En aquella ocasión murieron más de 1500 palestinos y una docena de israelíes en veinte días de conflicto.
El cese al fuego llegó por la presión del entrante presidente estadounidense Barack Obama, quien el 20 de enero del 2009 inició su primer período al mando de la Casa Blanca.
Los esfuerzos diplomáticos por obtener un alto el fuego son débiles por el momento y, por el contrario, se radicalizan las posiciones enfrentadas. En el lado palestino, queda en evidencia la debilidad del gobierno de la Autoridad Palestina, con sede de gobierno en Cisjordania, que no tiene ninguna influencia sobre el gobierno de Hamas en la Franja de Gaza.
Hamas, el Movimiento de Resistencia Islámica creado en 1987 para atender las necesidades básicas de la olvidada población palestina, encuadra su estrategia en el statu quo actual. Es decir, provoca la guerra, lanza ataques contra a población civil israelí y de allí a esconderse entre los civiles gazatíes quienes son las verdaderas víctimas del conflicto.
Hamas ha perdido soporte logístico en los últimos meses. La caída del gobierno de los Hermanos Musulmanes en Egipto les ha quitado respaldo. La presión contra el régimen chiita de ayatolas iraníes ha repercutido en la ayuda de armas que los islamistas palestinos recibían a través de Egipto. En este contexto, políticamente Hamas es el ganador hasta ahora de este conflicto. Israel defiende a sus ciudadanos con un costo muy alto, pero cuando termine esta escalada de violencia, los habitantes de Gaza volverán a su cruda realidad, vivir entre escombros, bajo el dominio de Hamas y sin poder salir de la Franja, acaso la cárcel más grande del mundo: 300 kilómetros cuadrados en los que viven 1’500,000 personas.
Escrito por
Periodista viajero e internacional. Profesor universitario. Estudiante de la Maestría de Ciencias Políticas en la PUCP.