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¿Y ahora qué hacemos con la Franja de Gaza?

Lo peor que le puede pasar al conflicto entre israelíes y palestinos es que se deje de hablar de él o que se obvie la dramática situación. Es momento de presionar por la búsqueda de una salida política.   

Publicado: 2014-08-25

Lo peor que le puede ocurrir al conflicto israelí-palestino ahora es que se deje de hablar de él. No hay paz, no hay acuerdo definitivo, pero se ha dado una suerte de relación tácita en la que las respuestas israelíes son proporcionales a las provocaciones del fundamentalismo de Hamas. 

A Israel no le conviene tener mucho tiempo soldados en territorio de Gaza en un conflicto en el que no se enfrentan dos ejércitos regulares, sino uno contra un rival que se esconde entre la población civil.

Lo que hoy se vislumbra de cara a un futuro a mediano plazo es que en un período post Operación Margen Protector, los medios de comunicación no analizarán al detalle lo que pasará entre israelíes y palestinos.

Ya se ha dicho que a Hamas no se le derrota con una ofensiva militar, como se ha demostrado el 2009 y ahora el 2014.

La solución al conflicto Israel-Palestina debe estar enmarcada en una solución política auspiciada por Estados Unidos y la Unión Europea en la que tanto israelíes como palestinos deben dar una serie de pasos en los que tendrán que demostrar que sí les interesa negociar de verdad.

Para ello, primero Israel debe aceptar el acercamiento interno de los palestinos que desean recomponer las relaciones entre Fatah (el partido de gobierno que manda en Cisjordania) y Hamas (el grupo que domina la Franja de Gaza).

En segundo lugar se debe levantar el bloqueo a Gaza y trabajar en una reconstrucción y apertura de la franja al mundo, para lo que Hamas deberá ceder ante el Gobierno Palestino en un proceso de desmilitarización supervisado por Naciones Unidas, al mismo tiempo en que se consolide una coalición entre Fatah y Hamas. Este es uno de los puntos más sensibles para los israelíes quienes no desean a Hamas en un eventual gobierno palestino.

El gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu tiene compromisos políticos que, al parecer, hacen inviables que rebaje la presión sobre la Franja de Gaza. Por un lado, el apoyo de los partidos de ultraderecha está supeditado a la continuación de la construcción de asentamientos judíos en zonas palestinas, una verdadera piedra en el zapato ante cualquier intento de negociación entre Israel y Palestina.

Además, Hamas hace todo lo posible para no dialogar con Israel con su absurda política de continuar los ataques contra sectores civiles israelíes. La reciente muerte de un niño judío de cuatro años, nieto de inmigrantes argentinos, por un misil lanzado por Hamas, ha desatado la indignación de la opinión pública de Israel. Los palestinos también se preguntan hasta cuándo van a seguir muriendo civiles inocentes por los bombardeos aéreos en la Franja de Gaza.


Escrito por

Carlos Novoa

Periodista viajero e internacional. Profesor universitario. Estudiante de la Maestría de Ciencias Políticas en la PUCP.


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