El escenario que se viene
La reconstrucción en la Franja de Gaza no solo debe ser en temas de infraestructura, sino también en el alma y autoestima de los gazatíes.
Más allá de que el alto el fuego sea prolongado o no, son dos los temas en que tanto israelíes y palestinos deben trabajar para darle vuelta a la trágica y sangrienta página de la operación Margen Protector que dejó más de 2100 palestinos y más de 60 israelíes muertos.
Primero, la reconstrucción de Gaza no solo debe ceñirse al tema de infraestructura, que de por sí ya es un enorme reto, sino también se debe reconstruir el alma y la autoestima de más de un millón de gazatíes, quienes durante cincuenta días sufrieron el embate de los ataques de las fuerzas armadas israelíes y la presión propia de los islamistas de Hamas, quienes se escondían entre los civiles para no ser blanco fácil de Israel.
Segundo, si bien proporcionalmente no se puede comparar el número de muertos palestinos con el de los israelíes, sí se debe subrayar que el ciudadano judío de a pie vivía en una situación de pánico ante la eventualidad de los ataques terroristas de Hamas, tanto a través de los túneles secretos que conectaban Gaza con el sur israelí, así como por el cotidiano lanzamiento de misiles.
Con el acuerdo auspiciado por Egipto, los ciudadanos israelíes vuelven a una situación de calma que les permitirá continuar con sus vidas con la garantía de que al menos desde el sur, Hamas no volverá a atacar.
Los palestinos, a su vez, esperan que empiece a llegar la ayuda de 4,500 millones de euros que se necesitan para reconstruir lo destruido. Según las Naciones Unidas se necesitan urgente 17,200 viviendas para acomodar a los refugiados, así como reconstruir escuelas, hospitales, carreteras.
Es positivo que el gobierno de la Autoridad Palestina vuelve a empoderarse, al menos en principio, como el interlocutor válido y reconocido de los palestinos, pues será el ente encargado de viabilizar y controlar la ayuda que empieza a llegar a la franja, así como del control del cruce de Rafah, punto fronterizo entre Gaza y Egipto.
¿Qué lecciones deja el reciente conflicto? Primero que Hamas tiene la habilidad de manipular a israelíes y palestinos con sus ataques provocativos que luego causan una respuesta desproporcionada de Israel.
Segundo, queda claro que una verdadera derrota a Hamas no es militar, sino política. Este alto el fuego será débil y se desmoronará si es que Israel y la comunidad internacional no demuestran sus verdaderos esfuerzos por mejorar la vida de los palestinos, tanto en Cisjordania como en Gaza.
Eso significa que el gobierno de Benjamín Netanyahu debe cesar en la presión al gobierno palestino de Mahmud Abbas y, de esa forma, empoderarlo para que sea un interlocutor válido y fuerte y, además, represente con firmeza la voz de todos los sectores palestinos. Mientras Israel no insista con el bloqueo económico a los palestinos o con la construcción de asentamientos judíos en Cisjordania, se puede hablar de una tensa calma.
Paradójicamente, estas cesiones políticas le puede significar a Netanyahu un debilitamiento de su gobierno porque los sectores ultraderechistas que lo respaldan políticamente le pedirán cuentas y podrían desestabilizarlo quitándole su apoyo en la Knesset (parlamento).
Escrito por
Periodista viajero e internacional. Profesor universitario. Estudiante de la Maestría de Ciencias Políticas en la PUCP.