#ElPerúQueQueremos

La ejecución de rehenes occidentales es la principal propaganda de isis.

El laberinto del Estado Islámico

El califato de ISIS busca alterar la geopolítica en el Medio Oriente, a partir de la idea de expandirse en un régimen panislámico regido por la sharia.

Publicado: 2014-09-15

El surgimiento del Estado Islámico y la imposición de un califato entre Irak y Siria, es una demostración del desconocimiento o dejadez con la que se ha tratado el tema del Medio Oriente en el mundo occidental. 

La inestabilidad interna de Irak, tras el fin de la aventura estadounidense post Saddam Hussein, así como el revuelo armado por una oposición siria que al final no pudo derrocar al régimen de Bachar el Assad, dieron como resultado un explosivo y ultrapeligroso cóctel de fundamentalismo islámico llamado Estado Islámico de Levante (ISIS).

El flamante y malhadado Estado Islámico responde a una revisión conservadora del Islam en el que se interpretan algunos versículos del Corán desde una perspectiva fundamentalista e intolerante.

Este pseudo estado tuvo un proceso de construcción bajo un esquema totalitario y terrorista que busca asentarse en lo que llaman un califato islámico, que no es otra cosa que un régimen de terror no visto en el mundo desde la Edad Media.

En las zonas de Irak y Siria en las que se ha levantado el Estado Islámico, se ha llenado un vacío de poder, originado por la situación de desestabilidad política que se sufrió en la zona por razones políticas, sociales y religiosas. La ausencia del Estado, como ya lo hemos vivido en Sudamérica, es constante foco de tensión y alimento de posturas radicales, como la de este califato islámico nacido en un territorio en el que no funciona una organización política o administrativa y, cual época de la Edad Media, la violencia sectaria es el común denominador.

La tragedia de Iraq, con alcances en Siria, se urdió tras la invasión militar de Estados Unidos, ordenada por el entonces presidente George W. Bush, para aniquilar al régimen de Saddam Hussein. Sin embargo, la caída de Saddam desató una sangría interna entre los grupos sectarios chiitas y sunitas.

En Occidente se desconoce que un sector del mundo árabe marca la pauta de su accionar en base a movimientos sectarios y clanes. Entonces, desde la perspectiva de la doctrina republicana de Bush, imponer la democracia al estilo occidental es una empresa que está condenada al fracaso. Además, en el mundo musulmán, la política siempre estará subordinada al dictado del Islam.

Y es en este contexto en el que el califato busca alterar la geopolítica en el Medio Oriente, a partir de la idea de expandirse en un régimen panislámico regido por la sharia, la interpretación más conservadora del Islam.

La idea de una coalición militar liderada por Estados Unidos para acabar con el Estado Islámico replantea la geopolítica en la región. Washington está en la misma línea del régimen teocrático de Irán (otrora miembro del denominado ‘eje del mal’) y se ve obligado, además, a tratar en Siria con El Assad con la finalidad de buscar cualquier alternativa que acabe con la amenaza del Estado Islámico.


Escrito por

Carlos Novoa

Periodista viajero e internacional. Profesor universitario. Estudiante de la Maestría de Ciencias Políticas en la PUCP.


Publicado en