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josé  mujica y evo morales, presidentes de uruguay y bolivia

El peso de la economía marca la pauta en Brasil, Uruguay y Bolivia

Este domingo brasileños y uruguayos definirán a sus presidentes para los próximos cuatro años. Evo Morales va hasta el 2020.

Publicado: 2014-10-22

El sistema democrático en América Latina va pasando revista este 2014 con elecciones presidenciales en Brasil, Bolivia y Uruguay lo que refleja el actual panorama de tendencias y contexto político en la región, cada uno con su respectivo ingrediente cultural y económico. 

En Brasil, pese a los amagues primero de la ambientalista Marina Silva y ahora, en segunda vuelta, del democratacristiano Aecio Neves, todo indica que la maquinaria política del PT (Partido de los Trabalhadores) impondrá este domingo todo su peso para darle el triunfo a la actual presidenta Dilma Rousseff, con lo que este partido cumpliría los 16 años consecutivos en el poder.

En Uruguay, también este domingo, se disputarán las elecciones presidenciales que se convertirán en una suerte de plebiscito sobre el gobierno del Frente Amplio, hoy bajo el mando de José Mujica, otrora dirigente guerrillero y ahora líder de una izquierda considerada moderna por sus políticas económicas pragmáticas y realistas.

En Bolivia, Evo Morales se dio el gusto de arrasar en las elecciones presidenciales, con lo que asegura su permanencia en el poder, por lo menos hasta el 2020. Morales, un dirigente cocalero antiliberal, ha impulsado una revolución proindígena, alejándose del modelo económico neoliberal que fue ampliamente rechazado en los años noventa y en los primeros años de la década del dos mil en Bolivia.

morales con cristina fernández, mujica, rousseff y nicolás maduro

De triunfar Rousseff y Tabaré Vásquez, ex presidente uruguayo y candidato del Frente Amplio, se mantendrá una tendencia de elegir gobernantes cercanos a la izquierda, pero, en ambos casos, obligados a ejecutar reformas de fondo y de forma con la finalidad de enfrentar la caída del crecimiento económico y promover la inversión en sus respectivos países.

En el caso brasileño, Dilma Rousseff está obligada a demostrar que su gestión es capaz de reactivar la inversión y, de esa forma, recuperar el índice de crecimiento basado en la actividad industrial y así volver a la tasa de crecimiento del 7.5% que alcanzó en el 2010.

si gana dilma el pt cumplirá 16 años en el poder

El caso uruguayo muestra otro nivel de complejidad, dado que sus cifras arrojaron resultados positivos en los últimos cuatro años, con un crecimiento promedio del 5,5% y con un auge de inversiones extranjeras en distintos rubros como relacionados al libre comercio, así como rutas de transporte, abastecimiento de energía y la exportación de madera. ¿Cuál fue la clave del éxito? El gobierno de izquierda aplicó una economía ortodoxa en un país homogéneo de apenas 3,5 millones de habitantes, alejándose de tentaciones populistas como ocurrió con la izquierda de Venezuela o Argentina.

En el caso boliviano, Evo Morales ha logrado que su país crezca en el orden del 5% anual, por encima de Chile y el Perú, lo que ha motivado que los ojos de los analistas económicos volteen a mirar este país y buscar respuestas técnicas que expliquen la bonanza económica.

Bolivia crece porque tiene recursos naturales y aprovecha la coyuntura de demanda internacional de hidrocarburos y minerales, bajo un esquema de control económico estatal, es decir, permitiendo a las transnacionales explotar dichos recursos que son vendidos al Estado y este luego los comercializa a nivel internacional, quedándose con los excedentes.

La manera cómo han implementado sus políticas económicas y sociales estos tres países, muestran sus distintas formas de entender lo que se denomina izquierda, un concepto ideológico que hoy puede interpretarse en algunos países como una forma de manejar la economía en busca de alternativas de crecimiento o que sirve más como argumento político para criticar al neoliberalismo, pero sin propuestas de fondo, sino más como un discurso trasnochado al estilo de la época de la guerra fría.

Veremos qué panorama deja en el resto de la región lo ocurrido en Brasil, Bolivia y Uruguay. En el caso de Colombia a mediados de este año el presidente Juan Manuel Santos fue reelegido por un período de cuatro años, con lo que se garantiza el continuismo de su modelo económico que alienta las inversiones.

En Chile, Michelle Bachelet volvió al poder en marzo junto con la Concertación de izquierda, reemplazando al derechista Sebastián Piñera. Bachelet debe implementar tres reformas para lo que busca consenso: promover un cambio de Constitución, una reforma tributaria y modificar la estructura del sistema de educación en Chile para hacerlo gratuito.

En el caso peruano, nos tocará esperar hasta el 2016 para ver si alguno de estos modelos o tendencias influye en el volátil elector del Perú.


Escrito por

Carlos Novoa

Periodista viajero e internacional. Profesor universitario. Estudiante de la Maestría de Ciencias Políticas en la PUCP.


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