La yihad política del Estado Islámico
Al endurecer su posición, asesinando brutalmente a los rehenes, los líderes de Isis buscan demostrar que no tienen piedad con el enemigo.
La brutalidad con la que el Estado Islámico ha ejecutado a dos rehenes japoneses y a un piloto jordano en las últimas horas intenta reforzar la idea de que se vive una sangrienta guerra religiosa entre los islamistas versus Occidente y sus aliados.
Esa es parte de la estrategia política de los líderes del Estado Islámico quienes, acorde con estos tiempos, llevan su yihad (guerra santa) a la máxima expresión tanto en el campo de batalla, como en el campo de la tecnología en el que utilizan todas las herramientas que Internet pone a disposición.
Con su brutal accionar –el quemar vivo a un piloto jordano que cayó prisionero-, el Estado Islámico lanza una advertencia a la comunidad internacional en la que busca mostrarse como una entidad que no tiene piedad con el enemigo y, además, pretende ponerse a la vanguardia de las organizaciones terroristas del mundo. “Nosotros somos más fuertes y peligrosos que Al Qaeda, Boko Haram, Hamas o Hezbolá”, es el tácito mensaje que se desprende por las noticias que llegan desde los ocupados territorios en Siria e Irak.
El conflicto en Siria y los métodos propagandísticos sofisticados son un caldo de cultivo para los seguidores de la yihad, un mecanismo de violencia que se aprovecha de un argumento religioso para poner en práctica un objetivo político: Al liderazgo del Estado Islámico no le interesa lo que le pase a los más de mil millones de musulmanes que profesan su religión en el mundo. Le interesa que el poder que han tomado en las convulsionadas zonas de Irak y Siria, se expanda lo más que se pueda.
Tanto Samir Amghar, investigador de la Universidad de Quebec en Canadá, como Gilles Kepel, académico francés especialista en el mundo islámico, coinciden en que hasta la revuelta siria con Bachar el Asad el yihadismo estaba en declive. “La muerte de Osama Bin Laden, el arresto de jefes y la liberación de extremistas en el Medio Oriente, producto de la caída de regímenes nacionalistas durante las primaveras árabes, le dieron un nuevo impulso a la yihad”, comenta Amghar.
Kepel señala que “la yihad y el Corán han sido tomados como puntos de referencia por el Estado Islámico, cuya reinstauración es una vieja idea que surge o se agota de acuerdo con las coyunturas sociales y geopolíticas en el mundo”.
La idea de algunos gobiernos musulmanes de entrar de lleno al mundo de la modernidad de ha estrellado con una cruda realidad: Los yihadistas han aprovechado la coyuntura actual, tras las guerras de occidente contra Irak y Afganistán, así como las secuelas de la Primavera Árabe para empoderarse en un territorio y desde esa posición perturbar todo lo que no esté en su línea, no importa si se trata de algo occidental o, como en el caso jordano, de países árabes a los que consideran infieles.
Escrito por
Periodista viajero e internacional. Profesor universitario. Estudiante de la Maestría de Ciencias Políticas en la PUCP.