El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha hecho un llamado a los judíos de Francia y Dinamarca para que emigren hacia su país y, de esa forma, escapen del incremento del antisemitismo que se cierne, sobre todo en Europa. 

En su condición de líder del partido de derecha Likud, Netanyahu, un político de derecha, considerado un duro en el espectro político israelí, se ha caracterizado por mostrar siempre una posición fuerte de su gobierno ante los palestinos.

‘Bibi’ Netanyahu, quien ya fue primer ministro de 1996 a 1999 y ahora desde el 2009 hasta el 2015, intentará convertirse una vez más en el máximo gobernante israelí. Dado que en Israel rige el sistema parlamentario, en las elecciones generales del 17 de marzo, los electores votarán para elegir a los 120 miembros de la Knesset (el unicameral Congreso). La agrupación que obtenga mayoría será la que decida quién es el primer ministro.

Sin duda uno de los principales temas presentes en el debate israelí es el referente a la identidad judía. En ese contexto, dejando de lado los problemas con Hamas en el sur y con los chiitas del Hezbolá en el norte, el gobierno de Netanyahu ha puesto en agenda interna el deseo de convertir a Israel en un Estado nación judío, lo que discriminaría a las minorías, sobre todo a los casi dos millones de árabes israelíes que forman parte de un total de ocho millones de habitantes.

La Declaración de Independencia de Israel prohíbe la discriminación en base a género, raza o religión. Entonces, una persona que no profesa el judaísmo puede ser ciudadano israelí. En la práctica, el Gobierno no otorga, por ejemplo, a los árabes israelíes las mismas facilidades en aspectos como educación, vivienda o servicios sociales. Es sabido que los árabes que cuentan con ciudadanía israelí son quienes no emigraron hacia los territorios palestinos de Gaza o Cisjordania o a los países vecinos: Siria, Líbano, Jordania y Egipto, tras la Guerra de Independencia de 1948.

Si Israel se convierte en un Estado nación judío, entonces se discriminarán a los ciudadanos de otras religiones, el país dejaría su condición de estado liberal para convertirse en una democracia étnica. Es la propuesta de Netanyahu con la finalidad de lograr el apoyo de los partidos ultraderechistas israelíes.

En ese contexto electoral, Netanyahu ha aprovechado muy bien la coyuntura internacional para convertirse en el defensor de la cultura judía dentro y fuera de Israel. Tras los ataques islamistas en Francia, ‘Bibi’ viajó a París para sumarse a la marcha de apoyo a las víctimas del ataque a la revista satírica ‘Charlie Hebdo’ y a un supermercado judío. Tanto a los franceses como a los daneses –que también acaban de sufrir un ataque de islamistas-, Benjamín Netanyahu les ha hecho un llamado para que emigren en masa a Israel porque “allí está su verdadero hogar y en Europa los judíos son asesinados solo porque son judíos”.

No obstante, una democracia sólida muestra la fortaleza de sus instituciones y eso es lo que ha ocurrido en Francia y Dinamarca. Son primero las propias autoridades de ambos países los que respaldan a todas las comunidades, sobre todo a la judía, víctima de la insania islamista. Y, como para no dejar que el debate electoral israelí se contamine en el día a día europeo, el propio gran rabino de Dinamarca, Jair Melchior, dijo que no cederán “a las amenazas que se dan contra los judíos. Trabajaremos con ahínco para desarrollar la vida judía en Dinamarca”, anotó.