Los gigantes del hemisferio se buscan
Brasil y México intentan consolidar un nuevo eje americano en una suerte de cambio de equilibrio en América Latina. ¿Lo podrán hacer?
México y Brasil parecen estar reintentando recuperar el liderazgo de América Latina, un tanto olvidado por los grandes problemas internos que cada uno de esos países viven en los últimos años.
Con un Estados Unidos enfocado más hacia la recuperación de sus relaciones con Cuba, una alianza entre México y Brasil representa una propuesta de cambio en el equilibrio de poder latinoamericano.
En una reciente visita de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, a su par mexicano Enrique Peña Nieto en Ciudad de México, ambos mandatarios impulsaron el establecimiento de una alianza continental.
Por su extensión, industria, población y ubicación, ambos gigantes están llamados a convertirse en los líderes naturales del hemisferio. En el caso mexicano, su cercanía a Estados Unidos le brinda una importante ubicación geopolítica que debe ser aprovechada por el resto de países, como el Perú por ejemplo. El caso brasileño, tiene otro matiz social y económico, también importante para los sudamericanos sobre todo.
Joshua Goldstein, profesor de la American University y con varias publicaciones sobre Relaciones Internacionales, explica las características que un país que pretende ejercer hegemonía o influencia en su zona debe poseer. “La hegemonía es la capacidad de un estado de dictar, dominar las reglas y acuerdos en base a los cuales se conducen las relaciones económicas y las políticas internacionales”.
En el caso de México y Brasil, juntos representan el 62% del PIB de América Latina, así como el 58% de las exportaciones y el 55% de la población de esta parte del mundo. Una alianza sostenida tendría consecuencias positivas para mejorar las dinámicas del mercado de la región.
Rousseff y Peña Nieto han dado un paso importante en la búsqueda de una alianza para lo que tuvieron que dejar de lado un discurso confrontacional cimentado en una tradición de lejanía y rivalidad económica que Brasil y México han tenido, tal vez por la inercia de sus propios pesos políticos.
¿Cuál es el principal obstáculo de que dos países llamados a convertirse en los líderes naturales de la región no puedan hacerlo? México y Brasil atraviesan dos momentos políticos, económicos y sociales difíciles. En el caso mexicano, el descontento social se refleja en las encuestas, por un clima de violencia enraizada en el engranaje social y político, así como una economía frenada.
En el caso brasileño, Dilma Rousseff, quien inició en enero su segundo mandato por cuatro años más, acusa el desgaste de denuncias de corrupción en su entorno tras el escándalo de Petrobrás, así como también en Brasil se asiste al final de una época de crecimiento económico que puso a los brasileños en una órbita de primer mundo, pero ahora está de regreso a una realidad en la que los problemas estructurales –corrupción, desigualdad económica, falta de fortalecimiento institucional- le han pasado la factura.
Escrito por
Periodista viajero e internacional. Profesor universitario. Estudiante de la Maestría de Ciencias Políticas en la PUCP.